viernes, 29 de abril de 2011

El Peregrino de la Paz

Me llama mucho la atención observar los pasos que Juan Pablo II dio a lo largo de su pontificado y recuerdo claramente la vez que fugazmente pude verlo en su última visita en 1996. En relación a esta última visita quiero concentrarme y compartir la experiencia que viví, ya que no fue mucho el tiempo que tuve cerca al vicario de Cristo (fue un par de segundos en el Blv del ejército), pero ha sido la experiencia más intensa en la que he sentido la presencia de Dios.

Fue como en las películas, cuando el mundo se detiene y todo parece ir en cámara lenta; ver a una persona tan llena de santidad, humildad, ternura, amor y paz… fue indescriptible, solamente pude experimentarlo en el deseo de romper en llanto al ver tanta santidad transformada en ser humano. Su figura irradiaba luz y paz que solamente podía combinarse perfectamente con la pureza de sus vestiduras blancas.

No hubo necesidad de intentar cruzar palabras con Juan Pablo II, bastó su mirada de ternura y recibir la señal de la cruz por medio de sus manos para sentirme en la presencia de Dios; en fin fue una experiencia emocionante y la cual siempre recuerdo como si hubiera sido hace un instante, no importo la larga espera, no importo el corto tiempo de ese encuentro, porque fue más importante lo que experimente en esos segundos, ya que pude comprobar que estaba frente a un hombre de Dios, me sentí acogida en el regazo de Jesús protegiéndome, diciéndome que todo estaría bien.

Me llena de una inmensa alegría recordar ese día en estos momentos próximos a su beatificación y poder decir a las nuevas generaciones que tuvimos la dicha de tener la visita en dos ocasiones del Beato Juan Pablo II y sobre todo saber que en esas visitas muchos salvadoreños se convirtieron y aceptaron a Jesucristo como salvador de sus vidas.

Imitemos a Juan Pablo II, sigamos sus pasos de santidad para hacer vida el evangelio que el prodigó por el mundo y ser artesanos de la paz.

¡Que viva Juan Pablo II!


Escrito por: Melissa Alvarenga

martes, 26 de abril de 2011

Juan Pablo II: "El siervo de Dios"

Una persona con profundo carisma y presencia de Dios a simple vista!!!

Esa es mi impresión del siervo de Dios… de Juan Pablo II. Cuando cierro los ojos y recuerdo su rostro, su sonrisa, su mirada bondadosa no puedo evitarlo y escapa a salir lagrimas de emoción de mis ojos. 1983 marcó un antes y un después para los Salvadoreños pues como se dice de Monseñor Romero…… Jesús pasó por la tierra, esa es la mejor descripción de la venida del Papa a nuestra tierra.

Hoy se corona esa bendición con su beatificación, ¡que privilegio haber conocido en carne y hueso a un santo!, una persona real como nosotros, con sus luchas y con sus conquistas. Que bien nos supo enseñar cómo llevar esa gracia de Dios en nuestra vida cotidiana. Al verle en persona se percibía esa llenura del Espíritu Santo y al menos a mí, cuando tuve oportunidad de estar frente a El me dejo sin palabras; su calidez, su sencillez, su fragilidad y todo aquello que le hacia ser el papa mas querido de la historia.

Una profunda demanda de ser artesanos de la paz, esa fue su consigna y su llamada de atención, si le amamos es justo y necesario convertirnos en eso…en artesanos de la paz, desde el hogar, en el trabajo, en el vecindario y en todos los ambientes para que nuestra sociedad cambie, empecemos por cambiar desde adentro cada uno de nosotros para que los demás digan que nuestra presencia también es una bendición; no olvidemos que todo lo que somos por fuera con el prójimo…..es lo que tenemos adentro en el corazón.

Hablemos en positivo, pensemos en positivo pues ello dirá que lo que hay en nuestro corazón es gracia pura de Dios. Y entonces diremos como dice la alabanza… Señor yo quiero ser como el papa pues el papa fue en mucho como tu.

Que viva Juan Pablo II, el papa que ama todo el mundo!!!
Que viva su beatificación, porque es una bendición!!!

Escrito por: Lucrecia de Paz.

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