lunes, 23 de agosto de 2010

No Tengan Miedo

Como no recordar esa frase!. Esas fueron las primeras palabras con las que Juan Pablo II inauguró su pontificado. Y fue su frase de batalla en el caminar de su trabajo como Vicario de Cristo hasta el final de su pontificado en 2005.

Es más que una frase de aliento, es un llamado a abrir las puertas de nuestro corazón a Jesucristo!!! Es un grito esperanzador, un grito de batalla. Satanás siempre estará tentándonos, llenándonos de peligros, pero no hay que tener miedo, hay que tener la fe y la esperanza de que saldrá todo bien para la Gloria de nuestro Señor.

Dice la escritura:
“No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa” Isaías 41, 10.

Cuando estamos comenzando el servicio a Dios, se nos presentaran muchas pruebas, inclusive más que antes de seguirle, es ahí donde debemos tener el valor, no tener miedo a la adversidad, perseverar en el Señor. Uno de los mayores males que sufrimos en este mundo es el miedo, y cuando éste nos invade, es como si nuestra vida se paralizara. Lo que sucede es que en esos momentos concentramos nuestros sentimientos y nuestra fe a las cosas terrenales en lugar de acogernos a la misericordia y la paz de Jesucristo.

No debemos tener miedo!!! Debemos tomar nuestra mejor arma: la palabra de Dios, encomendarnos a él y empezar a servirle. Recordemos las palabras de nuestro Señor:
“No tengan, pues, miedo de la gente. Porque no hay nada secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse” San Mateo 10, 26.

Tenemos de nuestro lado al más grande de todos, al Rey de Reyes, el jamás nos abandonará, por eso no debemos de tener miedo, no tengamos miedo de seguir su caminar, que es el camino hacia la salvación, a la vida eterna en Cristo Jesús.
Escrito por: Mellisa Alvarenga


miércoles, 11 de agosto de 2010

¿Qué camino debo Seguir?

Los caminos del Señor son misteriosos, pero son los perfectos. Muchas veces nos encontramos en encrucijadas, en donde llegamos a una etapa de nuestras vidas en la cual se hacen dos o más divisiones y no sabemos qué camino elegir.

La respuesta solo es una: Jesucristo!, veamos lo que nos dice la palabra de Dios: “Jesús le contesto: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Solamente por mi se puede llegar al Padre.” (San Juan 14, 6).

Hay momentos en la vida que no sabemos qué camino elegir, en ocasiones tenemos la mejor opción frente a nosotros y la tentación o la duda nos hace inclinarnos a los otros caminos que solamente nos traen tristezas y desdichas.

Se preguntara, ¿Qué nos hace elegir caminos errados?, bueno, pues desde la creación Satanás esta siempre trabajando para hacer caer en el pecado a los hijos de Dios. Dios en su inmenso amor, nos ha dado la facultad para decidir qué camino tomar, aun si este no es el correcto, en ese caso tarde o temprano lo descubriremos. En el mismo contexto también descubriremos que el camino que dejamos atrás era el indicado, el camino perfecto, el camino hacia Jesús. Y comprenderemos que ese camino que estaba frente a nosotros, esa persona, ese trabajo, esa casa, esa empresa, era el correcto; aunque en el momento de la decisión estuviéramos llenos de dudas y temores, al final nunca es tarde para volver, para arrepentirse del pecado, orar y regresar a Dios.

Oremos:
Señor llénanos de tu sabiduría
Llénanos de tu paz y amor
Para elegirte como el único camino a seguir
Ilumínanos con tu misericordia
Para vencer las tentaciones
Y llegar al Padre a través de ti
Amén.

Escrito por: Melissa Alvarenga

viernes, 6 de agosto de 2010

Hablame Señor, Que tu Siervo Escucha

Habla la palabra de Dios que había un pequeño sirviente del profeta Elí llamado Samuel (1 Samuel 3, 1-10). Este joven aunque era un alma muy bondadosa y servicial nunca se le había revelado la palabra de Dios por lo tanto, desconocía lo que significaba estar en total entrega al servicio de Dios. Dice la escritura que el joven Samuel dormía y escucho que le llamaban por su nombre, el pensó que era Elí, cuando Elí lo regreso a su cuarto por tercera ocasión, Elí ¿comprendió que era Dios el que llamaba a Samuel y fue ahí en donde le dio la indicación de contestarle: “Háblame Señor, que tu siervo escucha”, titular de nuestro artículo en esta ocasión.

  • Háblame Señor, cuando las tentaciones me hagan olvidar el camino hacia ti
  • Háblame Señor, Cuando el mundo quiera sumergirme en el materialismo
  • Háblame Señor; para servirte, adorarte y alabarte hasta el fin de mis días
Escuchar tus palabras Señor, es el alimento que nos hace vivir, que nos motiva a seguir en este caminar. Muchas veces nos hemos visto de cara al futuro y tenemos temor de servir, de decirle al Señor: Háblame que tu siervo escucha!!!

¿Porque tenemos ese temor? Porque muchas veces pensamos que perderemos “cosas”, sin saber que en Dios encontraremos todo lo que necesitamos. Lo único que necesitamos es entregarnos a él, disponer nuestro corazón para recibirle y dejar que el tome las riendas.

Oremos al Señor:

Señor, lléname cada día de tu amor
De tu paz y serenidad.
Haz que dentro del bullicio del diario vivir
Pueda escuchar tu voz,
Que mis oídos puedan ser sensibles
Al llamado a servirte.
Háblame!!! Háblame Señor!!!
Háblame que tu siervo escucha

Amén.

Escrito por: Melissa Alvarenga


... Hazte FAN de nuestro FaceBook