viernes, 6 de agosto de 2010

Hablame Señor, Que tu Siervo Escucha

Habla la palabra de Dios que había un pequeño sirviente del profeta Elí llamado Samuel (1 Samuel 3, 1-10). Este joven aunque era un alma muy bondadosa y servicial nunca se le había revelado la palabra de Dios por lo tanto, desconocía lo que significaba estar en total entrega al servicio de Dios. Dice la escritura que el joven Samuel dormía y escucho que le llamaban por su nombre, el pensó que era Elí, cuando Elí lo regreso a su cuarto por tercera ocasión, Elí ¿comprendió que era Dios el que llamaba a Samuel y fue ahí en donde le dio la indicación de contestarle: “Háblame Señor, que tu siervo escucha”, titular de nuestro artículo en esta ocasión.

  • Háblame Señor, cuando las tentaciones me hagan olvidar el camino hacia ti
  • Háblame Señor, Cuando el mundo quiera sumergirme en el materialismo
  • Háblame Señor; para servirte, adorarte y alabarte hasta el fin de mis días
Escuchar tus palabras Señor, es el alimento que nos hace vivir, que nos motiva a seguir en este caminar. Muchas veces nos hemos visto de cara al futuro y tenemos temor de servir, de decirle al Señor: Háblame que tu siervo escucha!!!

¿Porque tenemos ese temor? Porque muchas veces pensamos que perderemos “cosas”, sin saber que en Dios encontraremos todo lo que necesitamos. Lo único que necesitamos es entregarnos a él, disponer nuestro corazón para recibirle y dejar que el tome las riendas.

Oremos al Señor:

Señor, lléname cada día de tu amor
De tu paz y serenidad.
Haz que dentro del bullicio del diario vivir
Pueda escuchar tu voz,
Que mis oídos puedan ser sensibles
Al llamado a servirte.
Háblame!!! Háblame Señor!!!
Háblame que tu siervo escucha

Amén.

Escrito por: Melissa Alvarenga


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