lunes, 7 de junio de 2010

Llamado a la felicidad

(Gn 29, 16 - en adelante)
El libro del Génesis nos relata que existió una mujer que sin razón alguna fue aborrecida por su esposo, esta mujer se llamaba Lía*. Lía fue entregada a Jacob en lugar de su hermana Raquel, por quien aquel había trabajado siete años. Muchas veces hemos escuchado la romántica historia de amor de Jacob y Raquel, pero pocas veces meditamos en el sufrimiento que éste amor le causaba a Lía, ya que la palabra de Dios nos relata como era despreciada y como vivía triste por no ser amada. Dios en su inmenso conocimiento observó como Lía era tratada por su esposo y decidió bendecirla con hijos, a los cuales Lía ponía nombre que reflejaban su profunda tristeza, por ejemplo: Rubén cuyo sonido en hebreo significa “miren, un hijo y él vio mi tristeza”, Simeón, en hebreo se asemeja al verbo “oir”.


¿Cuantas veces en nuestra vida pasamos por situaciones que no comprendemos? En esas ocasiones creemos o pensamos que Dios se ha equivocado, que está siendo cruel con nosotros, que no nos merecemos los sufrimientos por lo que pasamos. Lamentablemente es esos momentos, nuestra condición humana nos hace olvidar que Dios es el artífice de nuestra vida, que conoce nuestras debilidades y fortalezas, pero sobre todo que Él quiere que aprendamos a vivir felices aun en medio de nuestros sufrimientos. Lía pudo haber pensado que Dios estaba siendo cruel con ella y pudo haber huido de ésta situación, pero no lo hizo, por el contrario continuó y se convirtió en la madre de la mitad del pueblo de Israel. Es ahí donde observamos claramente el plan perfecto de Dios; pero en aquel momento, ni Lía ni nadie lograba ver el designio de Dios.

¿Conoce usted el designio de Dios en su vida?. Si al día de hoy no se le ha sido revelado aún o usted todavía no esta dispuesto a esforzarse para lograrlo, piense por un momento:
¿Qué pasaría si este fuera el último día de su vida?
¿Qué le respondería a Dios cuando este en su presencia?

Señor “tuve miedo” o, “pensé que tendría más tiempo, después” o, “no logre comprender lo que querías de mí”

Los días en nuestro tiempo son cortos, muy ocupados, estresados, atribulados; pero debemos recordar que nuestro Creador no nos hizo para vivir trabajando, quejándonos ó lamentándonos por las cosas que nos suceden o por lo que no logramos llegar a tener, etc.
Él NO nos creo para que fuéramos esclavos, sino mas bien, para que viviéramos felices; éste es nuestro primer llamado a SER FELIZ.


escrito por:
Guadalupe Cornejo

--
*Lía = Lea

0 comentarios:

Publicar un comentario

... Hazte FAN de nuestro FaceBook